ANEXOS: TESIS Y ARGUMENTOS DE LOS ASISTENTES
WILMER GUILLERMO ACOSTA
Tesis: La mirada de Gadamer y Heidegger
exploran la pregunta por la existencia, se salen de los convencionalismos que
marcó la hermenéutica inicial, para desembocar en una consideración de la
existencia y su interpretación para Heidegger desde el Dasein y para Gadamer
una explicación fundamentada en la dialéctica es decir en las significaciones
que se establecen desde el lenguaje y el momento histórico que marca a los dos
sujetos al que se pretende interpretar y al interpretante, entonces hablamos
que “en tanto que Heidegger se proponía destruir la tradición cual costra
desfigurante que con el transcurrir de los siglos se hacía más gruesa para
poder penetrar hasta la originareidad que yace bajo ella, Gadamer desde el
comienzo veía en la tradición el bastión que las generaciones han venido
erigiendo para consolidar la comunidad humana en torno a los grandes logros del
pensamiento y de la poesía. El historismo aún reinante en los primeros decenios
del siglo XX sugería, por otra parte, que la verdad renunciase a su pretensión
de validez universal y planteaba la urgente tarea de volver a asegurar la
vincularidad de nuestros juicios y de la orientación de la vida”. (Gutiérrez,
2002, pág. 177). Con estos dos caminos la interpretación de la existencia y el
por qué la comprensión no es una actitud del sujeto sino algo inherente a la
existencia, abren líneas de análisis las cuales dan un giro ontológico y nos
sumerge en un mundo nuevo donde la existencia enmarca el ser del hombre y este
atrapado en ella busca entender los fenómenos del mundo y al otro.
Idea fuerza: Gadamer trasforma la forma
de interpretar la existencia y propone dejar los prejuicios para desde el
horizonte propio y el del otro poder realizar una comprensión acertada. Lo
anterior implica que Gadamer entendió que la existencia era una interpretación
del sujeto y que como tal este tenía distintas formas de interpretar según su
contexto histórico y cultural. Considerando esto Gadamer permite ampliar la
mirada de la hermenéutica y coloca el lenguaje no en un plano aislado sino como
un centro para lograr entender al otro, además pensó en la evolución de los
significados de ese lenguaje inmersos en los cambios temporales y lo que ellos
implicaban en las formas de significar el mundo para los hombres. Aclarando
esta idea “comprender en este caso no es un mero adquirir o acumular
información sino la aplicación del saber propio al juicio sobre un caso
práctico de otro; así quien comprende debe tener ya buen sentido y, lo que es
más, tiene que usarlo para juzgar, rio para actuar. Él tiene, concluye Gadamer,
que concebir el caso del otro como problema práctico con sentido práctico, no
con mera sensatez. Uno no puede juzgar la viabilidad de algo, ni diferenciar el
camino mejor del peor, a menos que tenga una visión previa del objetivo en vez
de la visión teórica de todas las posibilidades en sí, y parta de lo que
prácticamente hace al caso para el otro. Sólo cuando uno se pone en la
situación del otro y consulta el propio sentido práctico, tiene uno la
comprensión y el juicio para el otro que éste necesita”. (Gutiérrez, 2002, pág.
193).
Idea fuerza: Para Heidegger la
existencia es un mundo de posibilidades, el ser está en un círculo del cual no
puede salir pues el ser es ser estando en la existencia, es decir que para
comprender la existencia se requiere ser, se habla de un ser arrojado al mundo,
“eyectado” a una existencia de posibilidades de interpretación, esto implica
que el ser es asumiendo esa existencia y afrontando su finitud, en palabras de
Heidegger vivir su existencia auténtica, en caso de adherirse a los modelos del
otro, a lo que le dicen, impidiendo pensar entonces se ve enfrentado a una
muerte en vida, a una no existencia a lo que Heidegger denomina la existencia
inauténtica. Lo anterior nos permite encontrar una marcada diferencia entre el
pensamiento de Gadamer y de Heidegger, donde para este último la existencia no
tiene su centro en lo dialéctico sino que su existencia es comprendida desde el
Dasein “el ser-ahí” desde esta conceptualización el ser interpreta desde su
existencia que aunque está inmersa en un momento temporal y cultural su
interpretación se vuelve cíclica siendo su punto de interpretación la
existencia en sus posibilidades, en la comprensión del ser-ahí en el mundo en
el que se ve lanzado. Decimos entonces que
la circularidad del comprender remite en últimas a la manera de ser del ser-ahí
desde siempre referido al mundo, lo que de hecho le abre el camino a las cosas:
el ser-ahí por sí mismo es la posibilidad de su actuar en el mundo. Al
ser-ahí y a su estructura se debe al mismo tiempo el que toda cosa
posea sentido, y la enunciación de este sentido por parte del ser-ahí
es interpretación; pero en rigor no se interpreta cosa alguna sino un
determinado rasgo del ser-ahí en su relación con el mundo, un aspecto
del conjunto relacional en el que se mueve y en el que consiste su existir.
Sentido es un existenciario; sólo lo tiene el ser-ahí ''en la medida
en que la aperturidad del ser-en-el-mundo pueda ser colmada por el ente en ella
descubrible” (ibíd., pág. 175). En la comprensión todo proviene del ser-ahí
y todo apunta hacia él. Por ello se afirma en Ser y tiempo que el
ser-ahí es "iluminado en sí mismo, no en virtud de otro ente,
sino porque él mismo es la luminidad" (ibíd. p. 157). Para
Heidegger comprender es sinónimo de iluminación no referida a objetes concretos
sino al mundo en su totalidad: comprender no se relaciona para él con
apropiación alguna de contenidos particulares sino con las posibilidades de
realización de la existencia, con las posibilidades que tiene el ser-ahí
de comportarse en el mundo: por eso es el comprender la aperturidad de todo lo
que encontramos. La Hermenéutica heideggeriana tiene entonces que ser vista a
la luz de la intención principal de fundamentar ontológicamente ser-ahí;
la dimensión ontológica del ser-ahí es el fundamento último de nuestro
comprender. Comprender es la manera originaria en que un ser-ahí en
como tal; así en la medida en que vivimos comprendemos y desde siempre hemos
comprendido”. Gutiérrez, Carlos B. (2002, pág. 183). Esto nos coloca en un
círculo en el que el ser ahí es la forma en que comprendemos una postura
totalmente opuesta a la de Gadamer. Entonces ¿cuáles son las semejanzas entre
estos dos autores?
Idea fuerza: Si bien las diferencias
son notorias en lo que se ha dicho, considerando que “hacia finales de los años
veinte, Gadamer se distancia de Heidegger animado por su entusiasta
receptividad a la dialéctica platónica, entusiasmo que le acompaña hasta el día
de hoy y que en aquel momento le permitió apartarse de la rigidez de la
pregunta heideggeriana por el ser, y poner en el centro de su proyecto
hermenéutica no sólo el contra juego de lo uno y lo múltiple del sentido sino
también, y ante todo, la experiencia del diálogo, ajena en principio a la
analítica existencial”. (Gutiérrez, 2002, pág. 177). El punto de unión en esta
interpretación por la existencia, es precisamente la necesidad de cambiar el
enfoque hermenéutico para trasladar la comprensión del hombre por la existencia
desde el hombre, en la que es este el que interpreta y se ve sujeto a los
fenómenos de la existencia, porque ya sea el ser ahí en su mundo de
posibilidades, en su existencia autentica o los horizontes de interpretación
sin prejuicios estas dos miradas indagan por la comprensión del ser en la
existencia.
Conclusiones
Los dos autores
aportan a la hermenéutica miradas distintas para interpretar la existencia. Gadamer
piensa y propone una interpretación de la existencia desde la comprensión de
los horizontes propios y del otro, además de abandonar los prejuicios que se
tienen al momento de interpretar. Heidegger propone una interpretación del ser
desde su Dasein, que le permite argumentar que el estar ahí es la forma en que
se puede abordar la comprensión por la existencia. Amos autores permiten
entender que el sujeto está inmerso en la existencia y que esto le impide
interpretar de una manera autónoma la realidad, ya que la existencia es una
forma de interpretar, no se puede alejar de este manto que define sus nociones,
sus percepciones para entender los fenómenos del existir. Los aportes
realizados por estos autores permiten dar un giro ontológico para comprender el
papel del hombre en la historia y en el mundo, aunque para hacerlo no puedan
liberarse de las restricciones de la misma existencia y deban fundamentarse en
las nociones que ésta ha proporcionado para la realidad de cada sujeto.
ALEXIS ROJAS DONADO
Tesis: La gran
diferencia entre la hermenéutica de Heidegger y la de Gadamer, es que el
primero la comprende como un círculo de comprensión fundamentado en el
comprender el ser de modo existencia; mientras que en Gadamer la hermenéutica
se vive en la experiencia del diálogo. En Heidegger la hermenéutica es un
círculo de comprensión, en el cual la comprensión se inicia en el Ser para
retornar al Ser. En Gadamer ya no hay circularidad sino dialecticidad. Es decir
que para Gadamer la comprensión es una experiencia continua. Heidegger se había
propuesto por terminar la recurrencia a la tradición para poder interpretar,
porque la interpretación se debía realizar desde la misma experiencia de los
escritores. Sin embargo llega más allá al concluir que “comprender se identifica
con la existencia y con su orientación actuante” (Gutiérrez, 2002, pág.
179), hay un total abandono de toda metodología posible e instrumentalismo,
puesto que el ser tiene una existencia originariamente interpretativa.
Mientras, Gadamer vuelve a las tradiciones como fuente de criterios válidos
para guiar la interpretación; rescata las propiedades de la hermenéutica como
medio para lograr el consenso por medio de la comprensión del otro. Una
particularidad importante en la hermenéutica del lenguaje es la imposibilidad
que un intérprete viva la misma experiencia del mismo modo que la vivió el
escritor, sino que es una relación dialéctica que se da de forma diferente. De
allí que para Gadamer para que se dé la experiencia hermenéutica se tiene que
entablar un diálogo entre quien escribe y quien interpreta, ya que el que
interpreta no puede abandonar su subjetividad y adentrarse en la del otro.
Ideas
de fuerza 1:
Para Heidegger la hermenéutica no tiene más fin que la búsqueda de sentido del
ser. El ser por medio de la existencia interpretativa llega a descubrir su
fundamento y su sentido frente a un inevitable final en la muerte. Por ello la
hermenéutica heideggeriana restará importancia a la interpretación metodológica
de textos, y la pondrá como medio por el cual el ser comprende su existencia en
el ahí. La Facticidad de la comprensión lo lleva a preguntarse por el
aquí y ahora, y dicha pregunta lo remitirá inevitablemente a su propio ser. Por
ello la pregunta por el Ser lo confronta con el ser-ahí, del hombre
arrojado al mundo enfrentado a la nada de la muerte; “la elaboración de la
pregunta por el ser se entremezcla con la pregunta por el ser del hombre, ya
que el preguntar es un modo de ser de aquel ser cuyo ser consiste en comprender
de alguna manera lo que es Ser” (Gutiérrez, 2002, pág. 181). Para el autor
la existencia autentica es el preguntarse por sí mismo, para este el hombre ha
perdido mucho tiempo preguntándose por las cosas externas y por la comprensión
del mundo que lo rodea, pero muy poco se pregunta por su Ser de hombre, elude
su propio miedo a la finitud. Entonces esta pregunta por el ser ya comprende
una respuesta implícita en ella misma, que es el hombre mismo, sin embargo es
necesario comprenderla, así “la pregunta por el fundamento de lo que es
pregunta por algo que como fundamento es desconocido pero que fundamentando es
siempre y siempre de alguna manera, comprendido” (Gutiérrez, 2002, pág.
182), es decir que el mismo fundamento de la pregunta por el ser es hombre
mismo, ese ser-ahí que se pregunta por el Ser. Por ello en la
hermenéutica todo nace y vuele al mismo pinto, no es un círculo vicioso, es un
circulo de perfección, que busca el encuentro del hombre con el fundamento del
nombre mismo. Ese hombre que se sabe finito y busca vivir de modo autentico
partiendo de la comprensión de su propia experiencia. “En la comprensión todo
proviene del ser-ahí y todo apunta hacia él” (Gutiérrez, 2002, pág. 183). Por
ello la idea de la hermenéutica en Heidegger ocupara el lugar de un medio de existencia
más no un instrumento de comprensión de textos. Lo que la hermenéutica
comprende ahora es al ser mismo, al hombre mismo. De esta manera la
interpretación es desvelamiento, “comprender es sinónimo de iluminación no
referida a objetos concretos sino al mundo en su totalidad; comprender no se
relaciona para él con apropiación alguna de contenidos particulares sino con
las posibilidades de realización de la existencia” (Gutiérrez, 2002, pág.
183), así pues en este sentido fin de la hermenéutica heideggeriana es desvelar
los fundamentos del Ser-ahí, no se trata de llegar a comprensiones cognitivas
sino en una existencia interpretativa. Es una interpretación que podríamos
caracterizar como interiorista en el sentido que el ser, el que interpreta mira
hacia el exterior pero para retornar a sí mismo. Sin embargo no puede
entenderse como intimismo autista, sino desde la perspectiva de la alteridad,
de la comprensión del sí mismo en referencia al mundo (Gutiérrez, 2002,
pág. 186).
Idea
de Fuerza 2:
Por el contrario, “Gadamer disiente de esta lectura e inicia su propio camino,
al sentir la necesidad de pasar de una analítica existencial a una dialéctica
existencial de la que surja la Hermenéutica” (Gutiérrez, 2002, pág. 187),
así la mirada del intérprete se fija sobre el lenguaje, medio de la existencia
del ser-ahí, donde concurren los significados con los significantes. Así mismo
el lenguaje es eje de la interpretación. La hermenéutica del diálogo lo lleva
al encuentro con el otro sin perder la propia subjetividad, es el encuentro de
dos subjetividades, la del escritor y la del intérprete, son dos seres-ahí que
entran en relación de diálogo y buscan acuerdo en una cosa, intentan establecer
un entendimiento entre sus maneras de percibir la realidad, el acuerdo se da
con base en que cada uno interpreta el mensaje en el lenguaje del otro. Este
centrarse en el lenguajes es porque este constituye el medio principal por el
que los dialogantes usan para tratar de ponerse de acuerdo en la cosa (Gadamer,
2003). Así la hermenéutica busca un retorno a las fuentes y a las tradiciones
dado que se llega a comprender que la historicidad de la interpretación aporta
un movimiento dinámico a la misma. Entonces esto significó para Gadamer un
retorno a la dialéctica platónica, a ese diálogo no de contradicciones sino en
búsqueda de concordancias superiores. Esto quiere decir que las mentes de
aquellos dialogantes se acoplan a la cosa sobre la cual discuten y poco a poco
en el comprender la mente se amolda sobre la cosa comprendida, sin embargo
dicho amoldamiento no es de la mente dentro de la cosa, sino de la mente
envolviendo la cosa. A diferencia del ser-ahí heideggeriano que comprende al
mundo desde un circulo que comienza y culmina en sí mismo, en la hermenéutica
de Gadamer la comprensión se logra gracias al apoyo de la perspectiva del otro,
así "[La Dialéctica] vive de la fuerza del entendimiento dialógico, del
acompañamiento comprensivo del otro, y en cada uno de sus pasos tiene su
soporte en el cerciorarse del asentimiento del interlocutor" (Gadamer,
1968, pág. 13, Citado por Gutiérrez, 2002, pág. 188). Entonces en la
hermenéutica gadameriana se trata de un caminar no en un círculo
ininterrumpido, sino en una espiral que con base en las tradiciones lleva al
intérprete a encontrar nuevos significados.
Conclusiones
Ciertamente
uno de los puntos que llevan a un distanciamiento en las concepciones sobre la
hermenéutica entre Gadamer y Heidegger fue el regreso del primero a la
dialéctica de Platón, de quien Aristóteles fue crítico y que fuera el origen
del fundamento ontológico de Heidegger. Un punto importante que marca la
diferencia entre ambas hermenéuticas es el movimiento que ocurre en el
intérprete, puesto que en Heidegger la comprensión siempre es el sí mismo¸
mientras que en Gadamer la comprensión va más allá del sí mismo; esta se da en
un diálogo directo no con lo otro, sino con el otro en torno a lo otro, que es
la cosa. Ambas visiones marcan un movimiento ontológico contrapuesto, puesto
que en el primero el movimiento el totalmente circular, y en el segundo el movimiento
no es perfectamente circular puesto que choca con el otro. Por tanto el
movimiento de la comprensión final no será substancialmente idéntica al
movimiento inicial de la misma. Es preciso tener en cuenta que la experiencia
dialógica que vive Gadamer con Heidegger en torno a la misma cosa [la
hermenéutica] es lo que lo lleva a definir el diálogo como centro de gravedad
de la misma.
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